17 ene 2009

LA BODA DE MI MEJOR AMIGO


El matrimonio debe ser el momento más celestial de toda pareja, y así fue la de mi amigo de infancia. El júbilo estuvo hasta el tope, la gente se congregaba para felicitar a los novios, ellos se veían enamorados y felices.
Los preparativos fueron exigentes, mientras el coordinaba las locaciones, ella preparaba la lista de invitados se les veía felices, cosa que me conmovió, hubiera querido ayudarlos en los preparativos lastima que ese trabajo solo sea de dos.
El hijo que esperan es una bendición de dios, así me lo dijo un amigo, y yo le creí como un adolescente inexperto.
Un viernes de fecha 16 fue el elegido, el mismo día que el novio cumplía un año más de vida, todos fueron al evento social sacando sus mejores trajes, los padres de los susodichos estaban con la adrenalina al máximo
Me presente al matrimonio, no dude en sacar lo mejor que tenia, la ocasión lo amerita. El estaba espectacular, una ráfaga de luz brillaba parecía que dios lo acompañaba y lo bendecía.
Ella al presentarse me dejo sin palabras, lo único que se ocurría decirle era: estas hermosa!!!! , su piel brillaba como una estrella, su trayecto hasta el altar me pareció eterno, no quería que terminara. Sin embargo llego.
Los dos se miraron y un beso dio paso al ritual del casamiento, el juez hablaba, pero yo solo tenia ojos para ella, mi trastorno era obvio, los concurrentes se dieron cuenta que las ganas por ser el novio me ganaban.
Le vendo mi alma al diablo por estar parado en el lugar de el, repetía sin cesar, acaso mi deseo le ganaba a mi razón. La ceremonia termino y un vació fue acogido por mi corazón, las lagrimas se resbalaron de mis ojos, pero no era de felicidad, la cólera, la impotencia y la frustración fueron mis acompañantes.
La niña que se hizo mujer en sus sabanas, hizo brotar en mí la culpa de haberla dejado por razones estupidas, una tormenta de deseos se apodero de mi ser, mi corazón rugía para evitar la boda. Solo atine a felicitarlos con un apretón de manos, aunque mi corazón decía mátalo.
Nunca realice tal barbaridad, me retire de ese lugar con un malestar en mi interior, y ahí fue donde me di cuenta que yo la seguía amando, nunca fui valiente para decirle lo que sentía por ella.
Esa es mi penitencia, mi cruz, mi castigo que llevare hasta el final de mí existir…….

No hay comentarios: