20 abr 2009

CARTA DE UN SUICIDA


La vida que me toco vivir ha estado llena de situaciones trágicas, nunca supe lo que era el éxito en toda su plenitud.
La realidad siempre fue la encargada de oscurecer los momentos de felicidad que tuve (que han sido muy pocos) creo que nunca he conocido el amor y la verdadera amistad.
De niño tuve sueños que se desvanecían como burbujas de jabón, es que mi destino no era sonreír. Sin embargo siempre fui terco y busque eso llamado felicidad, pero esta me huía y escupía en el rostro.
En la adolescencia aprendí a no confiar en nadie y en nada. Los moldes que esta sociedad me brindaba nunca me calzaron, no me adapte a los humanos, tal ves por que me consideraba un inhumano que no pertenecía a este mundo artificial, que me excluía de sus aventuras de amar.
Todos los días de mi vida he cargado este saco pesado de aquel que ya no quiere vivir. El hombre que miro por las mañanas en el espejo me hace vomitar, finjo a ser feliz para evitar la compasión y las frases estupidas e inútiles de alivio que te brindan los rastreros que se alojan en este mundo.
Odio a las personas que la vida les sonríe, deseo que mueran de la peor manera y que sus mujeres me practiquen el más explendido de las felaciones.
Mis últimas líneas no serán de amor si no de odio y es que alguien como yo que nunca fue acogido por este sentimiento, no se puede despedir de este mundo de otra manera.

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