LIENZO EN BLANCO

En una habitación en donde las cortinas están manchadas con tu sudor, recreo mis más dulces recuerdos. Me prendo un cigarro y bebo la última copa de vino con nostalgia. En la calle las bocinas de los autos interrumpen mi meditar y me alejan de tu fantasmal presencia, inhalo una piteada, dos piteadas, y dibujo con el humo tu rostro. Saco un lienzo en blanco, me siento inspirado con solo pensarte, comienzo a crear con el corazón y no con la mente, gracias por regalarme tan maravilloso don. Delineo tu rostro, continuo y le formo una sonrisa de esas que sueles regalarle a todos los mortales como yo. Me detengo por una piteada más de mi cigarro, ahora dibujos esos ojos marrones que me envuelven cada vez que los veo, delineo tus labios, me entran ganas de besarlos, busco en mi cajón acuarelas, ella ama los colores, pinto aquel lienzo con muchos colores y sigo inspirado con solo pensar en aquella muchacha. Me dan las doce de la madrugada, pero yo sigo pintando. Trazo tras trazo hago un calco de tu faz. Le dibujo un mar detrás, es que una sirena no puede vivir fuera de su habitad. Son tantos bellos detalles que me saltan a la mente cuando te pienso que el lienzo me queda pequeño. He terminado de pintarte me aparto unos pasos para contemplar en plenitud el rostro de mi musa. Lo miro y lo vuelvo a mirar, sirena salida de mi mente y hecha realidad, prendo la radio, cierro mis ojos e imagino bailar contigo, aunque este no sea mi mejor talento, ahora que he terminado tendré a quien decirle te amo.